
El diplomático Randy Berry tiene una misión, una que enfoca con pasión y pragmatismo. Sabe que su mensaje será bien recibido en algunos lugares, pero no en otros.
Padre casado de dos hijos pequeños y abiertamente gay, Berry fue nombrado representante especial de Estados Unidos para los derechos humanos de las personas LGBTI (lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales) en febrero de 2015. Es la primera persona en ocupar el cargo, que es único en el Departamento de Estado de Estados Unidos.
Diplomático de carrera en el servicio exterior, Berry asumió su cargo en abril de 2015 y ha viajado por todo el mundo llevando el mensaje de que el respeto de los derechos LGBTI es una parte esencial de la agenda de política exterior de Estados Unidos.

“Los derechos LGBTI son derechos humanos, y los derechos humanos son derechos LGBTI”, dice Berry. “Ese es el principio que guía nuestro trabajo, simple y sencillamente”.
Es también un mensaje subrayado por el secretario de Estado John Kerry, quien emitió una declaración (en inglés) con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia, que se celebra anualmente el 17 de mayo.
Estados Unidos se opone fuertemente a la “creciente marea de violencia y discriminación” contra las personas LGBTI, dijo Kerry, “y continuaremos avanzando hacia nuestro objetivo de justicia e igualdad para todos”.
Como representante especial, Berry lidera los esfuerzos del Departamento de Estado para lograr estos objetivos clave:
- Alentar a los gobiernos a derogar leyes que tipifican como delito la conducta sexual con consentimiento mutuo entre personas del mismo sexo en países en todo el mundo.
- Trabajar con socios en otros países para crear su capacidad de responder rápidamente ante la violencia contra personas LGBTI.
- Trabajar con gobiernos, la sociedad civil y el sector privado por medio del Fondo Mundial para la Igualdad (en inglés) para apoyar programas que promuevan los derechos humanos de las personas LGBTI en el mundo.
- Ayudar y alentar a gobiernos y otras instituciones a que tomen medidas para afirmar los derechos humanos universales de todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género.
La conducta sexual entre personas del mismo sexo sigue siendo un delito en casi 80 países, con penas que van desde el encarcelamiento hasta la muerte, y las personas LGBTI también son vulnerables al acoso, amenazas, violencia física y discriminación.
El vicepresidente Biden ha señalado que la discriminación anti LGBTI “está empeorando” en muchos lugares, y que estas personas “se enfrentan a violencia impune, maltrato por parte de la policía, denegación de atención médica, o condena religiosa y aislamiento social”.
Estas prácticas discriminatorias son claras violaciones de los derechos humanos, y por eso apoyar los derechos humanos de las personas LGBTI es una prioridad tan importante para Estados Unidos.
Berry, quien habla español y árabe, dice que enfoca su misión país por país, y es consciente de que el cambio puede producirse lentamente en algunos lugares del mundo. Pero rechaza el argumento de que apoyar los derechos de las personas LGBTI sea una forma de imperialismo cultural o valores impuestos por occidente.
“El tema que estamos tratando es una cuestión fundamental de derechos humanos”, dice Berry. “Los derechos humanos fundamentales no están definidos de modo situacional; no están definidos culturalmente; no están sujetos a interpretación”.
“La mayoría de los países de todo el mundo han firmado la Declaración Universal de Derechos Humanos, esta es una declaración muy clara de que el tratamiento igualitario es el principio que nos guía a todos. No es una importación occidental; no es una idea que fuese impuesta desde occidente”.
“La idea es que no existe una categoría especial de derechos para las personas LGBTI; es simplemente que tienen los mismos derechos que los demás”.
Avanzando país por país

Durante los últimos 12 meses, Berry ha viajado a 42 países, incluidos Jamaica, Chile, Argentina, Brasil, Uruguay, Turquía, Uganda, Indonesia, Bosnia, Kosovo, Israel y el Vaticano en su capacidad oficial de embajador especial de Estados Unidos. En sus viajes, se reúne con activistas, defensores, autoridades gubernamentales y representantes del sector privado para escuchar sus inquietudes y desarrollar estrategias para hacer avanzar los derechos LGBTI en sus respectivos países.
Un tema que trata son las protecciones legales para las personas LGBTI.
“En primer lugar, estamos trabajando con la sociedad civil y con representantes en muchos países del mundo para garantizar que la legislación contra la discriminación y la legislación sobre crímenes motivados por odio cumplan con las prácticas internacionales óptimas y proporcionen protecciones adecuadas, no solamente para la comunidad LGBTI, sino también para todas las comunidades minoritarias que puedan encontrar discriminación”, dijo Berry.
“También estamos trabajando con abogados pro bono y firmas legales en muchos países para asegurarnos de que los activistas tengan acceso adecuado a recursos legales y asesoramiento a medida que avanzan el diálogo sobre estos temas en sus países”.
Berry, que anteriormente desempeñó cargos en Nueva Zelanda, Nepal, Egipto, Uganda y Holanda, recuerda que ha trabajado en lugares “donde puede haber resistencia al apoyo estadounidense a los derechos humanos para todas las personas”.
Pero donde quiera que vaya, reitera que las personas LGBTI tienen “los mismos derechos humanos y libertades fundamentales que cualquiera, en cualquier parte”.
Ha mencionado su paternidad como un fuerte motivador para enfrentarse a los desafíos de su trabajo, pues considera que su hija de 4 años, su hijo de 3 y los niños de todo el mundo se merecen crecer en un mundo con menos desigualdades.
A fin de cuentas, señaló, “los derechos humanos pertenecen a todas las personas, independientemente de su raza, etnia, género, discapacidad o no, orientación sexual o identidad de género”.