“Tolerancia” no es el término correcto, dice Erin Gruwell. Lo que la gente puede aprender, y que espera que los bebés nazcan con ello, es “aceptación”. La exmaestra publicó un libro, que fue un éxito de ventas, con sus estudiantes de la escuela secundaria en 1999, un mosaico de aportaciones anónimas extraídas de diarios personales que ayudaron a los condiscípulos a superar las confrontaciones y relacionarse unos con otros.
Los estudiantes se autodenominaron a sí mismos “los escritores de la libertad”, en recuerdo de los “pasajeros de la libertad” (Freedom Riders), los activistas que viajaban en autobuses para desafiar la segregación racial durante el movimiento de los derechos civiles. El diario atrajo la atención de los cineastas de Hollywood, que derivó en el establecimiento de la Fundación de los Escritores de la Libertad (Freedom Writers Foundation), que se dedica a entrenar a maestros y estudiantes.
“Tratamos de aprender las lecciones de la inhumanidad del hombre en relación a cómo podemos aceptar más a los demás”, dijo Gruwell. Considera que los maestros son el principal recurso educativo para los estudiantes (hay estudios que así lo indican, en inglés). A continuación se explican algunas de las técnicas más eficaces (en inglés) de Gruwell para enseñar a la gente cómo aceptar a quienes puedan detestar:

El juego de la línea: Los estudiantes se paran silenciosos, frente a frente, a lo largo de una raya marcada en el piso. Preguntan cosas divertidas para lograr la atención de los estudiantes, y de ahí pasar a temas más serios. “Pisar la línea si alguna vez han quedado viviendo desamparados en la calle”, dice Gruwell, a veces agregando “o conocen ustedes a alguien que haya vivido en la calle”, para permitir que los estudiantes no tengan que exponerse a sí mismos. En algún momento casi todos pisan la línea, y se enteran así de que tienen cosas en común.
Escribir un diario: Olvidarse de las comas y los temibles modificadores y “escribir lo que haya que escribir”. Gruwell alienta a los estudiantes a expresarse a sí mismos por medio de relatos que pueden ser anónimos si todos los estudiantes deciden escribir con el mismo tipo de letra y espaciado, usando números en lugar de firmas. Al editarse los diarios entre ellos los estudiantes pueden observar que una experiencia singular puede ser universal.
Libros buenos e importantes: Asignar un contenido académico que se relacione con aquello que los estudiantes estén experimentando. Puede ser “Romeo y Julieta”, una historia sobre un conflicto civil, o “El Diario de Anna Frank”, que habla de la intolerancia y el aislamiento.

El momento presente: Fomentar el entendimiento por medio de problemas del mundo real, utilizando acontecimientos actuales como material. Gruwell dijo que en respuesta a los ataques en Paris miraría a las diferentes partes. “Hablaría de la libertad de expresión, buscaría a un parisino no musulmán y a uno musulmán, y los llevaría a la clase para escucharlos y ver qué es lo que tienen que decir”.
Brindar por el cambio: Llenar con sidra de manzana vasos de plástico para champaña o vasos de cartón. Formar un círculo y hacer que se presenten voluntarios para anunciar algo. Decirles que nunca es tarde para comenzar otra vez, a partir de hoy. Luego de las promesas, hacer un brindis.