Las mujeres que padecen golpizas, u otras formas de violencia doméstica, en general apenas tienen tres opciones: pueden responder peleando y enfrentar una posible peor paliza; se pueden rendir, o pueden irse, si es que tienen a alguien a quién pedir ayuda o tienen un lugar a donde ir.
Ayudar a esas mujeres es la causa de Rose Thelen. Ella ha estado combatiendo la violencia doméstica desde hace más de tres décadas y dirige el Instituto para la Violencia de Género, en Minnesota. Desde allí aboga en favor de leyes que empoderen a las víctimas para que puedan buscar justicia y otros servicios, como líneas telefónicas de emergencia con que las víctimas puedan denunciar abusos.
La mujer es “abrumadoramente la víctima” de las palizas o de la violencia doméstica, afirma Thelen. La violencia “es algo continuo y que puede provocar graves lesiones e incluso la muerte”. Aunque ella también identifica a otras víctimas adicionales de esa violencia, como pueden ser los niños, el sistema de atención a la salud, el sistema de justicia penal, los negocios, las familias, los amigos y la sociedad. La violencia no es solamente el único costo. Se agrega a mayores gastos en la atención a la salud y los gastos legales. Y se agrega a la productividad perdida. Y, más fundamentalmente, se pierde toda contribución que toda mujer golpeada hubiera podido hacer al tejido moral, social y político de sus países”.

Los albergues y las líneas telefónicas de emergencia son importantes primeros pasos. Las líneas telefónicas de emergencia conectan a la mujer con la ayuda que necesita y, al difundir la información sobre el alcance de este problema, ayuda a los defensores a argumentar en favor de otras medidas para frenar la violencia.
Proteger a la víctima. Pero también frenar al abusador.
Darle a la víctima un refugio, y servicios, para reconstruir su vida, es apenas la mitad de la solución, afirma Thelen. El abusador debe ser frenado.

Debido a que la mayoría de los abusadores aplican la violencia para reafirmar su poder o su control sobre sus víctimas, la respuesta de la comunidad debe ser negarse a reconocerle esos “beneficios” al abusador. Thelen recomienda leyes que:
- Hagan un delito de la violencia doméstica.
- Permitan a los tribunales prohibir a los abusadores siquiera acercarse a sus víctimas.
- Consideren, en casos de divorcio y custodia de hijos, el efecto que los abusos pasados tienen sobre los niños tanto como en el adulto víctima.
Thelen también pide a la policía y a los tribunales que mejoren la manera en que evalúan, investigan y fiscalizan los casos de abuso doméstico.
La meta: reorientar la responsabilidad de acabar con la violencia colocada en la víctima, que es la menos capacitada para frenarla, y redirigirla a la policía, los tribunales y la propia comunidad.
Thelen concluye que los hombres deben ser parte de la solución: “me parece que veremos cambios más rápidos en la sociedad cuando sean más los hombres que digan que no está bien abusar de la mujer que aman”.
Este artículo fue publicado originalmente el 23 de marzo de 2016.