
En Estados Unidos se rinde homenaje al fallecido líder de los derechos civiles Martin Luther King Jr. cada año el tercer lunes de enero, es un feriado federal que cae cerca o en el aniversario de su nacimiento, el 15 de enero de 1929.
También se recuerda a King al dar su nombre a lugares y acontecimientos. Según Derek Alderman, profesor de geografía de la Universidad de Tennessee, el feriado federal convirtió a King en un icono histórico. Grupos comunitarios, escuelas y otras instituciones empezaron a utilizar su nombre porque su imagen y su legado “tienen resonancia para el público estadounidense”. El nombre, dice Alderman, “puede convertirse, en efecto, en un símbolo, una metáfora para hablar de cuestiones más amplias de derechos civiles”.

Un país que recuerda
Benjamin Talton, profesor de Historia de la Universidad de Howard, explica que la tendencia a bautizar los lugares con el nombre de King surgió tras su asesinato en 1968.
Según Joshua Inwood, profesor de geografía de la Universidad Estatal de Pensilvania, los nombres de lugares son una forma simbólica de aferrarse al hombre y a su visión de Estados Unidos. Para el movimiento por los derechos civiles, había “una pregunta real que planteaba «Bien, ¿cuál es el siguiente paso?»”, afirma Inwood, quien señala que colocar el nombre de King en el paisaje, en hormigón, en señales de tráfico o una biblioteca, por ejemplo, ha contribuido a fijarlo en la conciencia nacional.
Alderman calcula que hay miles de cosas que llevan el nombre de King en Estados Unidos. Además de letreros locales de calles y bibliotecas, hay escuelas, parques y senderos, monumentos, becas, puentes, restaurantes, autopistas, campañas de colecta de alimentos, piscinas, institutos y equipos deportivos “Martin Luther King Jr.”.

No todas se encuentran en lugares visitados por King o que puedan presumir de alguna otra conexión personal con él, pero eso no viene al caso. “Es una declaración de la amplitud, el alcance y la inclusión de algunas de sus enseñanzas y su resonancia en una nación en general”, afirma Alderman. “Tenemos muchos condados, calles e incluso ciudades que llevan el nombre de George Washington. Tenemos lugares que llevan el nombre de Lincoln. Esas figuras nunca visitaron todos esos lugares, pero crearon un marco nacional de memoria que ha servido para unir a algunas de esas comunidades bajo ese recuerdo”.
Lo que King simboliza

La Marcha en Washington por el Trabajo y la Libertad de 1963, organizada por King y otros líderes de los derechos civiles, impulsó la aprobación de la Ley de Derechos Civiles de 1964, que prohibía la discriminación, así como la Ley del Derecho al Voto de 1965, que proscribía las prácticas que habían negado a los negros el derecho al voto.
Aunque el discurso público sobre King, que ganó el premio Nobel de la Paz en 1964, tiende a centrarse en su liderazgo en la lucha no violenta por la igualdad racial, también debería recordársele por su labor en favor de los derechos laborales y la justicia económica, explica Alderman. “No se puede pensar en los derechos civiles y la lucha por la igualdad en Estados Unidos sin pronunciar ese nombre”, dice refiriéndose a King. Pero todos los topónimos deberían incitar a los visitantes a preguntarse: “¿tenemos una comprensión verdadera y completa de quién fue King y [de todo] lo que simbolizó?”.