La idea de un derecho inalienable está en la esencia de la democracia estadounidense, un derecho con el que la gente nace y que nunca se puede quitar.

La libertad religiosa es uno de ellos.

“Nuestros Fundadores entendieron la libertad religiosa no como la creación del estado, sino como el regalo de Dios para cada persona y un derecho fundamental para una sociedad floreciente”, dijo el Secretario de Estado Mike Pompeo en mayo al publicar el Informe Internacional sobre Libertad Religiosa 2017 (en inglés).

(Tuit con enlaces en inglés)

El concepto es tan importante que el Departamento de Estado reunirá a ministros de asuntos exteriores, líderes religiosos, activistas por los derechos religiosos y figuras de la sociedad civil en Washington del 24 al 26 de julio para la primera reunión ministerial sobre libertad religiosa.

La reunión pretende abrir nuevos caminos. “Esperamos identificar formas concretas de revertir la persecución y garantizar un mayor respeto por la libertad religiosa para todos”, dijo Pompeo.

En Estados Unidos, la libertad religiosa es a veces llamada primera libertad, porque es la primera libertad enumerada en la Primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos.

Persona rezando el rosario (© Patrick Semansky/AP Images)
Una feligresa católica con un rosario asiste a misa en Baltimore. (© Patrick Semansky/AP Images)

Un derecho inalienable, dijo Richard Foltin del Instituto Freedom Forum, es “un derecho que no puede ser restringido o revocado por las leyes humanas”. A veces llamados derechos naturales, los derechos inalienables “fluyen de nuestra naturaleza como personas libres”.

Si bien hay derechos importantes que los estadounidenses y otros ciudadanos de democracias de todo el mundo tienen que no se consideran inalienables; como el derecho a un juicio por jurado e incluso el derecho a la propiedad, los más importantes son inalienables porque no pueden ser otorgados o retirados por un gobierno. Al contrario, la tarea de un gobierno es proteger los derechos inalienables.

Pero para demasiadas personas, el embajador en misión especial para Asuntos de Libertad Religiosa Internacional, Sam Brownback, dijo que “el estado de la libertad religiosa es terrible. Tenemos que trabajar juntos para lograr el cambio”.

“Nuestro objetivo es proteger la libertad de conciencia de todas las personas”, comentó Brownback en el evento celebrado en mayo con el secretario. “Esto implica proteger a un musulmán, a un budista, a un seguidor de Falun Gong o a un cristiano en China y su capacidad de orar y vivir su vida”.