¿Disfrutas del curry de pescado o los camarones a la parrilla? Si es así, te gustará saber que hay áreas marinas protegidas (MPA). Esto es porque los peces (y otra flora y fauna marina) que están amenazados por toneladas de plástico, pesticidas y toxinas que contaminan nuestros océanos, están protegidos en esas zonas. Cuando un pez ingiere toxinas liberadas por los deshechos plásticos, las toxinas ingresan a la cadena alimenticia, y ponen en peligro tanto a los animales como a los humanos. Sin embargo las MPA nos ofrecen la oportunidad de mantener secciones de los océanos libres de desperdicios plásticos, lo que permite que los hábitats en los océanos y las especies que habitan en los mismos se recuperen y prosperen.

Buzo cerca de un arrecife de coral (© Ethan Daniels/Shutterstock)
Un buzo explora un arrecife de coral en Palau. El ochenta por ciento de las aguas territoriales de esta nación isleña están protegidas. (© Ethan Daniels/Shutterstock)

Algunas de estas zonas protegidas permiten la pesca y actividades recreativas reguladas, en tanto que en otras estas actividades están completamente prohibidas. Las MPA se han establecido a lo largo de zonas costeras, alrededor de arrecifes de coral, islas, o zonas pesqueras cercanas a la costa, así como lejos de tierra firme. Todas estas zonas protegen un amplio rango de hábitats y vida marinos.

Los científicos calculan que para salvaguardar los recursos naturales marinos debe protegerse un 30 por ciento de los océanos en el mundo. Hoy en día el 3 por ciento está protegido adecuadamente. Pero al designar MPA a lo largo de las zonas costeras y en áreas profundas de los océanos, los países y organizaciones internacionales pueden incrementar el porcentaje de océano protegido.

Un mapa del mundo muestra las áreas marinas protegidas (Foto cedida por la Base de Datos Mundial de Áreas Protegidas)
Áreas marinas protegidas a nivel mundial (Foto cedida)

¿Cómo funcionan?

Las MPA a lo largo de zonas costeras ayudan a mantener los manglares y los pantanos de cipreses, los arrecifes de coral y otras barreras naturales. Estos protegen la tierra firme de huracanes y son refugios para flora y fauna marina (en inglés).

Las MPA también tienen beneficios económicos. La industria pesquera prospera cuando hay más peces para pescar. Los santuarios marinos en las zonas costeras atraen turismo, que a su vez ayuda a las economías locales. Se crean más empleos con la necesidad de científicos que vigilan estas zonas y con la necesidad de hacer cumplir las reglas.

Buenas noticias para los amantes de la langosta

En Estados Unidos, la red de 124 zonas protegidas (en inglés) en California, muestra lo que se puede hacer. California, que tiene un litoral de casi 1.800 kilómetros, completó su red costera de MPA en 2012, en la que creó más de 120 refugios subacuáticos que van desde Oregón hasta México.

“Como refugios, los parques subacuáticos ofrecen hogar y albergue para que peces grandes, viejos, gordos, femeninos se recuperen, crezcan y prosperen en nuestros océanos”, de acuerdo con el grupo sin fines de lucro California MPA (en inglés). Alrededor de las Islas del Canal de California, donde las MPA han estado establecidas por diez años, un estudio realizado en 2012 encontró que las langostas son más grandes y abundantes en las áreas protegidas, con un promedio de más de cinco langostas de tamaño legal atrapadas dentro de las MPA en comparación con las aguas no protegidas.

Paisaje marino (© deb22/Shutterstock)
El parque marino “Gran barrera de coral” en Australia es el ecosistema de arrecife de coral más grande del mundo y cubre 344.400 kilómetros cuadrados. (© deb22/Shutterstock)

La red más exitosa de MPA está alrededor de la gran barrera de coral en Australia (en inglés), dice el científico Simon Thorrold del Instituto Oceanográfico Woods Hole (en inglés), “Ahí tenemos la mejor evidencia en cuanto a las protecciones”, indica. “Es una reserva multiuso: Cerca del 30 por ciento de los arrecifes son reservas que no se pueden tocar y el resto tienen diferentes niveles de protección”.

Otro posible beneficio de las zonas marinas protegidas ocurre cuando los peces adultos migran más allá de estas y pueblan áreas donde la población había disminuido. Los científicos llaman a este fenómeno “derramamiento”.

El derramamiento puede ser clave para repoblar el resto de los océanos. “Si en algún momento podemos controlar las emisiones de CO2 y empezamos a hacerlas retroceder, entonces tendremos áreas que potencialmente pueden volver a poblar otras áreas”, indica Thorrold.

Ave volando sobre varias otras en la playa (© AP Images)
Una pequeña gaviota en una colonia de nidos cerca de la zona de “French Frigate Shoals”, en las islas de Hawái, parte del recientemente extendido “Monumento nacional marino de las islas remotas del Pacífico”. (© AP Images)

Mantener las reglas

Un santuario solo funciona si las reglas se cumplen. La vigilancia de las zonas protegidas es una tarea enorme. La tecnología de artefactos de vuelo teledirigidos y satélites puede observar y documentar la pesca ilegal. La vigilancia de la salud de los ecosistemas marinos es un reto mayor. Para eso, indica Thorrold, “hay que estar en el agua. Hay que estar haciendo pruebas en el agua”.

La vigilancia, interdicción y procesamiento legal de quienes violan estas reglas, son medidas necesarias y todas ellas son caras. La republica isleña de Palau, con un 80 por ciento (500.000 kilómetros cuadrados) de sus aguas designadas como áreas protegidas, ha establecido una campaña de financiación colectiva (en inglés) para ayudar a financiar el cumplimiento de las reglas de las MPA.

Estados Unidos cuenta en la actualidad con la zona marina protegida más extensa que hay, el Monumento Nacional Marino Papahanaumokuakea y mantiene su compromiso con la conservación de los océanos.

Tortugas recién nacidas arrastrándose en la arena (© AP Images)
Una tortuga Kemp Ridley se dirige hacia el agua en la zona costera nacional Padre Island, en Texas. (© AP Images)

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