Gracias al Tratado del Espacio Exterior (en inglés), que entró en vigor el 10 de octubre de 1976, no hay armas nucleares en el espacio exterior ni bases militares en la Luna. Y cada país es libre para explorar el cosmos para el beneficio de todos.
Este tratado se logró en el punto álgido de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética. Ambos países pronosticaron la expansión humana a la luna y más allá, y decidieron evitar una competencia nacional o militar que se veía venir. El tratado define al espacio como una frontera humana compartida cuya exploración debe ser una avenida hacia la cooperación internacional. Actualmente 103 países son partes del tratado.
Además de la desmilitarización del espacio, y del derecho de todo país a participar en su exploración, el tratado determina que:
- Los países no pueden hacer reclamaciones territoriales en el espacio exterior.
- La luna y otros cuerpos celestes serán utilizados exclusivamente con propósitos pacíficos.
- Los astronautas son embajadores de la humanidad.
- Los países son responsables por sus actividades nacionales en el espacio, ya sea a cargo de entidades gubernamentales o no gubernamentales.
- Los países son responsables por el daño provocado por sus objetos espaciales.
- Los países deben evitar la contaminación dañina del espacio y de los cuerpos celestiales.

Un buen ejemplo de lo que el Tratado para el Espacio Exterior ha llegado a significar es la Estación Espacial Internacional, que tiene presencia humana continua desde hace casi 14 años y que ha sido visitada por astronautas y cosmonautas de 15 países diferentes. Otro ejemplo es el esfuerzo internacional para explorar el planeta Marte.