'Fátima' con su hija en un campo (© Lutheran World Federation)
'Fátima' con su hija cerca de un campamento de refugiados en Chad en 2019. (© Lutheran World Federation)

Cuando la vida se volvió inestable en la región de Darfur, en Sudán, Fátima (no es su nombre real) escapó con sus hijos pequeños a un campamento de refugiados en el Chad oriental. Aunque encontró seguridad física, el desplazamiento forzoso trajo consigo una nueva serie de desafíos.

Fátima alquiló una pequeña parcela de tierra para cultivar verduras y criar cabras para alimentarse a sí misma y a sus hijos. Sin embargo, rápidamente se encontró con problemas. El suelo infértil y la irregularidad de las lluvias produjeron bajos rendimientos de las hortalizas. No había suficiente para sobrevivir. Necesitaba aprender mejores prácticas agrícolas, pero no sabía a dónde acudir.

En 2017 comenzó un programa del Departamento de Estado en asociación con la Federación Luterana Mundial: Autodependencia y coexistencia pacífica para los refugiados sudaneses y las comunidades de acogida en el Chad oriental; con el objetivo de reducir el hambre en las comunidades de refugiados y ayudar a personas como Fátima a aprender mejores formas de cultivar en la árida región.

El programa permite a los refugiados y a sus comunidades “ser autosuficientes y no depender de la ayuda alimentaria”, dijo un representante de la Federación Luterana Mundial. “Si la población es capaz de mantener sus propios medios de vida, lo más probable es que se queden en los lugares donde están” en lugar de buscar otro lugar para empezar a construir sus vidas desde cero otra vez.

Si bien las relaciones entre los refugiados y sus comunidades de acogida pueden ser tensas, el programa fomenta el sentido de comunidad mediante el aprendizaje de técnicas agrícolas.

La prueba del éxito del programa la encontramos en historias de toda la región. En su caso, Fátima ha podido comprar su propia tierra, enviar a sus hijos a la escuela y comprar ropa nueva con el dinero que gana con la agricultura.

Gráfico circular muestra asistencia humanitaria por organización (Depto. de Estado/S. Gemeny Wilkinson)
(Depto. de Estado/S. Gemeny Wilkinson)

Hay más de 300.000 refugiados sudaneses en el Chad oriental, según la Oficina de Población, Refugiados y Migraciones del Departamento de Estado, y es importante llegar al mayor número posible de personas. Hasta ahora, el programa ha ayudado a más de 13.500 hogares de refugiados.

Estados Unidos es el mayor proveedor de ayuda humanitaria en todo el mundo. La historia de Fátima es sólo un ejemplo de cómo Estados Unidos apoya a las personas desplazadas cerca de donde viven hasta que puedan volver a sus hogares de forma segura y voluntaria.