“Sr. Gorbachev, abra esta puerta”, dijo el presidente Reagan, al dirigirse al secretario general soviético en la Puerta de Brandenburgo cerca del Muro de Berlín. “Sr. Gorbachev, ¡derribe este muro!”
El claro desafío de Reagan dio forma a un aumento de la presión internacional sobre Moscú para que cumpliera con sus promesas de apertura y reforma. El Muro de Berlín, que se había convertido en el símbolo de la opresión soviética, fue derribado dos años más tarde, hace 25 años, el 9 de noviembre de 1989.
Los buenos discursos captan la atención del que escucha y les hacen sentir emociones, y a veces incluso hacen cambiar el curso de la historia.
Tu discurso
Si tienes pensado hablar en público, te incluimos aquí algunas ideas que nos han dado algunos encargados de redactar discursos que han ayudado a presidentes de Estados Unidos a pronunciar sus frases más conocidas.
Robert Lehrman, antiguo encargado de redacción de discursos de la Casa Blanca y que en la actualidad es profesor de redacción de discursos, aconseja que al comenzar a escribir tu discurso te hagas a ti mismo cinco preguntas:
- ¿Cómo captaré la atención del oyente?
- ¿Qué problemas encontraré?
- ¿Qué soluciones se me ocurren?
- ¿Cómo puedo inspirar a los oyentes para tengan fe en mi visión?
- ¿Cómo puedo hacer que los oyentes no solamente escuchen, sino que actúen?
Joshua Guilder, que escribió discursos para el presidente Reagan, dijo que hay que tener el tono en cuenta en todo momento. “Imagina que estás hablando con familiares y amigos”, dijo, “no que le estás hablando a un público abstracto”. Estás hablando con la tía Matilda. Intentas pensar, ‘¿qué significa esto para ella?, ¿cómo se hará relativo a sus necesidades, preocupaciones, esperanzas?'”.
Peter Robinson, que escribió la frase “derribe este muro” de Reagan, dijo que su equipo conocía el tono que funcionaba para el presidente: claridad, un sentido de visión y un propósito moral.
Robinson también sabía que a veces los grandes discursos exigen romper las reglas y seguir tus instintos. Numerosos diplomáticos habían aconsejado a Robinson que no mencionara el muro de Berlín en el discurso. A pesar de los consejos, dejó la frase “Sr. Gorbachev, ¡derribe este muro!” en todos los borradores.
Afortunadamente, la persona cuya opinión era más importante estaba de acuerdo con Robinson. Horas antes de que Reagan pronunciara el discurso, sus asesores le desalentaban de confrontar directamente a Gorbachev. “Esto no les va a gustar en el Departamento de Estado”, el presidente dijo a su jefe de gabinete, “pero es lo que hay que hacer”.