Superar las dudas ante la vacunación en Tanzania

Los trabajadores comunitarios encargados de la salud se topan en Tanzania con diversas formas de resistencia cuando tratan de animar a la gente a que se vacune contra COVID-19.

Muchas personas viven lejos de las clínicas de salud. Otras no saben cómo una vacuna puede salvarles la vida. Un hombre le dijo a Beata Mayok, una sanitaria comunitaria en la región de Arusha en Tanzania, que su familia “se había salvado por nuestra fe, no necesitamos de sus vacunas”.

Mayok y otros trabajadores sanitarios educan a la gente sobre la importancia de vacunarse. “Reciben información deficiente sobre las vacunas y lo que nosotros normalmente hacemos es aclarar los datos”, dijo Mayok, del Centro de Salud de Moivaro, cerca de la ciudad de Arusha.

Mujer hablando ante un grupo de personas (USAID/Frank Kimaro)
Una trabajadora sanitaria comunitaria (dcha.) trata de convencer a un trabajador de la metalurgia en Arusha (Tanzania), para que se vacune contra COVID-19. (USAID/Frank Kimaro)

Los trabajadores comunitarios de la salud transmiten información precisa sobre las vacunas, en los idiomas locales. Aunque el suajili es el idioma nacional en Tanzania, también se hablan alrededor de otros 125 idiomas en el país.

Apoyar los trabajadores sanitarios de Tanzania

Cerrar las brechas informativas que provocan la duda ante las vacunas es un pilar del Plan de Acción Global contra COVID-19, que Estados Unidos y países asociados anunciaron en febrero para incrementar en el mundo las vacunaciones contra COVID-19.

La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), con el apoyo de la iniciativa del Gobierno de Estados Unidos para Acceso Mundial a las Vacunas, o “Global VAX”, trabaja con el gobierno de Tanzania y otros asociados para combatir la desinformación, para cambiar actitudes y aumentar las vacunaciones.

USAID incrementa las vacunaciones contra COVID-19 en varios países de África, incluso apoyando vacunaciones en masa en lugares de Uganda, asistiendo a los trabajadores sanitarios en Zambia y ayudando a capacitar a enfermeros/as en Kenia para tratar a los pacientes con COVID-19 con oxígeno medicinal.

En Tanzania, Estados Unidos ha aportado 25 millones de dólares para ayudar a mejorar la confianza en las vacunas contra COVID-19 así como para facilitar el acceso a los centros de vacunación. También ha compartido con Tanzania más de 7 millones de dosis de vacunas contra COVID (en inglés) sin costo alguno.

Dos mujeres con ropa de laboratorio en un camino de tierra (USAID/Frank Kimaro)
Beata Mayok (izda.) y Gladyness Jofrey, trabajadoras comunitarias de salud en la región de Arusha, en Tanzania, visitan casas para aumentar las vacunaciones contra COVID-19. (USAID/Frank Kimaro)

Como resultado de los esfuerzos conjuntos la tasa de vacunación contra COVID-19 en Tanzania se ha más que triplicado en apenas dos meses. Para el 19 de agosto el 54 % por ciento de la población elegible ha sido completamente vacunada contra COVID-19, impulsando a Tanzania a lograr su meta de vacunar al 70 % de su población mayor de 18 años de edad.

Superar los obstáculos para el acceso a las vacunas

Para incrementar la confianza en las vacunas contra COVID-19, Mayok y sus colegas piden ayuda a líderes comunitarios y religiosos y buscan a las personas que no viven cerca de una clínica de salud.

“Vamos de casa en casa y algunas veces participamos en las reuniones del pueblo, visitamos mercados y también iglesias”, dijo Mayok. Con ese enfoque los trabajadores sanitarios vacunaron a casi 2.900 personas en un mes, una cantidad varias veces superior a la cantidad de vacunados en los seis meses anteriores, cuando la vacunación se administraba principalmente en las clínicas.

Hombre y mujer con ropa de laboratorio sonrientes y mostrando señales afirmativas (USAID/Frank Kimaro)
Mayok (dcha.), trabajadora sanitaria comunitaria en Tanzania, con Lawrence Laban, luego de vacunarlo contra COVID-19. (USAID/Frank Kimaro)

Uno de los vacunados, Lawrence Laban, de 65 años, dice que ya no tiene miedo al exponerse al COVID-19.

“Cuando los médicos vinieron a mi casa y me explicaron que por mi edad yo estaba en riesgo decidí vacunarme”, dijo Laban.

Una versión de este relato fue publicada en inglés en Medium.