De 1999 a 2000, M. Osman Siddique desempeñó el cargo de embajador de Estados Unidos en Fiji, con acreditaciones simultáneas ante el reino de Tonga y los gobiernos de Tuvalu y Nauru. En una columna que escribió recientemente para el “Huffington Post”, recordó: “Presté mi juramento al cargo [como embajador] para sostener y defender la Constitución de los Estados Unidos de América con las manos en un Corán colocado sobre la Biblia de mi esposa. Fue uno de los momentos de mayor orgullo de mi vida”. A continuación, comparte lo que piensa sobre la inmigración, ser estadounidense por elección, la lucha contra el terrorismo, y otros temas.
¿Puede decirnos lo que le atrajo a Estados Unidos, y lo que le impulsó a convertirse en ciudadano estadounidense?
Vine a este país como estudiante durante la desintegración de Pakistán en 1971, que fue un período muy difícil y traumático en la vida de la gente en esa región. Nací en Daca (Bangladesh) (antes Pakistán Oriental), y fui admitido en la Escuela de Negocios de la Universidad de Indiana en Bloomington (Indiana). Recibí mi título MBA en 1974.
Estados Unidos se destaca en lo que se refiere a educación, formación e investigación. Nuestras escuelas permiten a los estudiantes pensar en términos generales y aplican sus talentos en los campos que les interesan.
Estados Unidos siempre ha sido atractivo para personas de todo el mundo. Nuestra libertad, las oportunidades y el pluralismo nos distinguen. Nuestra Constitución es un documento vivo que protege los derechos de todos sus ciudadanos.
La razón por la que me convertí en estadounidense no fue diferente a la de otros que vinieron antes que yo. Como muchos inmigrantes, he perseguido el sueño americano y visto como se ha cumplido en muchos aspectos. En Estados Unidos, si trabajas duro y sigues las reglas del juego, puedes lograr tus sueños. Esta es la magia de Estados Unidos, el milagro de Estados Unidos, y, sí, ¡esto sólo ocurre en Estados Unidos!
En su opinión, ¿cómo fortalece al país la tradición inmigrante de Estados Unidos y cómo reflejan los valores estadounidenses la diversidad étnica, religiosa y cultural de Estados Unidos?
Como país de inmigrantes, Estados Unidos atrae a personas de todo el mundo en busca de una vida mejor. Tenemos inmigrantes que se han destacado en la educación, las ciencias, las artes, los deportes, la política, la tecnología, y la lista sigue y sigue. Inmigrantes como Albert Einstein, Elizabeth Taylor, Patrick Ewing y Satya Nadella, por mencionar unos pocos, han contribuido enormemente al enriquecimiento de nuestra nación.

Nuestra Constitución no hace ninguna estipulación sobre quién puede ser un inmigrante basado en la religión, la raza o el color. Eso es un valor fundamental estadounidense. Se puede ser estadounidense, no importa de dónde vino su familia originalmente.
Somos un país muy compasivo y siempre hemos recibido inmigrantes. Dicho esto, todavía tenemos que respetar nuestras leyes. No podemos fomentar la inmigración ilegal y no debemos permitir que cualquier persona con antecedentes penales o motivos subversivos emigre a este país.
Desde su perspectiva como un musulmán estadounidense, ¿qué le gustaría que nuestros lectores supieran acerca de las contribuciones de los musulmanes a la sociedad estadounidense?
Los musulmanes estadounidenses, alrededor de entre 3 y 4 millones, se encuentran entre los grupos minoritarios de más rápido crecimiento en Estados Unidos. Somos parte y pertenecemos a esta tierra y hemos contribuido de forma continua al crecimiento de esta nación. Hoy en día podemos encontrar musulmanes estadounidenses que se destacan en los campos de la ciencia, los negocios, los deportes, la política, la música y muchas otras áreas.
Un famoso rascacielos, la antigua “Torre Sears” en Chicago, fue diseñada por un musulmán estadounidense. Unos 3.500 musulmanes estadounidenses prestan servicio en la actualidad en nuestras fuerzas armadas, y tenemos dos miembros del Congreso y muchos legisladores estatales, alcaldes, concejales y funcionarios de policía que componen el rico tejido de nuestra sociedad.
Algunos nombres que recuerdo son Muhammad Ali (excampeón de boxeo), Ice Cube (artista de “rap” y productor), Mohamed El Erian (empresario y experto en finanzas), Ahmed Zewail (premio Nobel de química), Mona Eltahawy (periodista), Shiva Balaghi (historiador y profesor de la Universidad de Brown), Kareem Abdul-Jabbar (estrella del baloncesto), Fareed Zakaria (periodista y presentador de televisión), Mehmet Oz (médico y presentador de televisión), y Keith Ellison (congresista), entre muchos otros.
Cuéntenos algo acerca de sus propias contribuciones. ¿Por qué eligió una carrera en diplomacia? Además, ¿qué logros (personales, profesionales o de ambos tipos) le hacen sentir más orgulloso y por qué?
Después de terminar la escuela de negocios, me mudé a Washington a trabajar como aprendiz de gerente para una gran compañía de la clasificación “Fortune 500”. Muy pronto me di cuenta de que quería seguir mi “sueño americano” de crear mi propio negocio y poner a prueba mi formación y motivación empresariales. Tuve éxito en mi carrera de crear varias empresas desde cero, emplear a cientos de personas y dejar mi marca en estas empresas.

Mientras prosperaba en los negocios, también participaba activamente en asuntos de la comunidad y en la política nacional. Ser embajador de Estados Unidos es un gran honor y privilegio, y estoy agradecido por la oportunidad de servir a mi país. También fue mi forma de corresponder un poco a lo mucho que mi país me había dado.
¡Mi familia, mi trabajo y mi país son lo que llevo más dentro de mi corazón!
¿Animaría a los musulmanes de otros países a venir a Estados Unidos, ya sea como visitantes o como inmigrantes?
Sí, lo haría. Los estadounidenses en general son personas muy tolerantes, atentas y amables.
Como un país relativamente joven estamos todavía evolucionando. Si miramos atrás a nuestra historia inicial, hemos hecho grandes avances en materia de derechos civiles, derechos de la mujer y derechos humanos en general.
Hay aproximadamente 1.600 millones de musulmanes en el mundo, y hay alrededor de 57 países de mayoría musulmana. Tenemos que trabajar conjuntamente. Muchos países musulmanes son nuestros socios en importantes alianzas y tratados internacionales. La libertad para viajar e interactuar con nuestros aliados musulmanes es un requisito previo para un mundo globalizado pacífico y próspero.
Cualquier persona debe ser capaz de venir a nuestro país, siempre y cuando cumplan con nuestras directrices de visados y seguridad. Los musulmanes no deberían ser una excepción.
En estos días, muchas personas están preocupadas por la violencia asociada con los que se autoproclaman yihadistas musulmanes. En su opinión, ¿tienen los musulmanes estadounidenses una responsabilidad especial para hacer frente a las ideologías extremistas que puedan surgir de una interpretación distorsionada de su fe?
Muchos actos terroristas de alto perfil se han llevado a cabo en el nombre del yihadismo islámico, pero el Corán prohíbe estrictamente destruir vidas inocentes. Estos terroristas no son musulmanes, sino simples asesinos que propagan el yihadismo para un grupo infinitamente pequeño. Sin embargo, esto coloca una carga especial sobre todos los musulmanes de ser muy cuidadosos y proteger sus hogares, mezquitas y comunidades de cualquier elemento radical.
Al mismo tiempo, la demagogia y la incitación odiosa de prejuicios contra todos los musulmanes no ayudan. Somos sus vecinos, sus compañeros, sus amigos y miembros de la familia.
Por último, ¿cómo instar a todos los estadounidenses, musulmanes y no musulmanes, a luchar contra las amenazas terroristas?
Para luchar contra este flagelo del terror y la violencia, los estadounidenses tienen que estar unidos, independientemente de nuestro trasfondo religioso, el color de la piel o el patrimonio cultural. Ninguna de nuestras religiones prescribe la destrucción de vidas inocentes. Nuestra humanidad común y nuestra Constitución deben ser una guía e inspiración para todos nosotros.
En los conflictos geopolíticos de hoy, nos enfrentamos a peligros y amenazas reales. Son muchos los desafíos a la seguridad nacional y no pueden ser ignorados. Sin embargo, no podemos resolver estos problemas degradando o dividiendo un grupo o religión. Tenemos que estar unidos en esta lucha, y sólo entonces podremos ganar.