Tras los disturbios la biblioteca se convierte en el centro de la comunidad

Hombre con sombrero camina al lado de otros hombres vestidos con atuendo antidisturbios fuera de un edificio (Getty Images/Lloyd Fox/Baltimore Sun)
Un residente de Baltimore y un miembro de la Guardia Nacional fuera de la biblioteca gratuita Enoch Pratt (Getty Images/Lloyd Fox/Baltimore Sun)

Los residentes de la zona oeste de Baltimore encuentran más que libros en la biblioteca gratuita Enoch Pratt (en inglés) en Maryland. Esta es un lugar de acogida para una comunidad que hace un año estaba azotada por la violencia.

El 27 de abril de 2015, en la avenida Pensilvania donde está ubicada la biblioteca se produjeron disturbios callejeros. Antes de que las cosas se calmaran, 15 oficiales de policía fueron heridos, se quemaron autos y se saquearon tiendas. En la biblioteca el personal y los usuarios observaban como los perpetradores incendiaban una gran droguería al otro lado de la calle.

Desde la muerte de Freddie Gray, un muchacho afroestadounidense de 25 años que murió de una lesión en la medula espinal mientras estaba en custodia policial, se habían venido intensificando los disturbios ciudadanos. Gray murió después de que hombres negros hubieran muerto en Ferguson (Misuri), y Nueva York durante altercados con la policía. En el oeste de Baltimore, se produjeron tensiones tras el funeral de Gray.

Era tarde aquella noche de abril antes de que la policía informara al personal y usuarios de la biblioteca de que podían irse a sus casas seguros. Para entonces el gobernador de Maryland había declarado el estado de emergencia y había convocado a la Guardia Nacional para que ayudara a la policía a mantener el orden.

Tuit:
Biblioteca Pratt @prattlibrary
La directora general de la Biblioteca Pratt, Carla Hayden, recibe a los visitantes y coloca un cartel de “ABIERTO” en la sucursal de la avenida Pensilvania.
10:19 horas – 28 de abril de 2015

La biblioteca abrió al día siguiente.

Melanie Diggs había llamado muy tarde a la jefa de la red de bibliotecas de Baltimore, Carla Hayden, que era la nueva bibliotecaria del Congreso. Las dos mujeres estuvieron de acuerdo en las razones por las que abrir.

“Hay personas que vienen aquí simplemente porque es un lugar seguro y tranquilo”, dijo Diggs. “Tenemos programas durante la semana para jóvenes y adultos. Estábamos pensando en este tipo de cosas”. De hecho, según comentó, un hombre que vino para usar las computadoras para buscar empleo consiguió una importante entrevista ese día.

Melanie Townsend Diggs sentada enfrente de unas estanterías de biblioteca (© AP Images)
Melanie Diggs en la biblioteca gratuita Enoch Pratt (© AP Images)

Durante la recuperación de la ciudad tras los disturbios, el papel de la biblioteca se ha ampliado incluso más:

  • Se convirtió en punto de distribución para alimentos donados por una cadena nacional de supermercados para los lugareños y los oficiales de policía mientras el vecindario se recuperaba.
  • La biblioteca distribuyó pañales, alimento de bebé y otros productos esenciales que los residentes no podían comprar en la droguería que se había quemado.
  • Un pequeño centro de negocios abrió en la biblioteca para ayudar a los dueños de negocios afectados a presentar sus solicitudes para recibir auxilio por el desastre.
  • La biblioteca empezó a ofrecer asesoría jurídica individualizada a los miembros de la comunidad, lo cual continúa haciendo en la actualidad.

Diggs comenta que la biblioteca está “dándose a conocer como el lugar donde las personas de la comunidad pueden ir no solamente para leer libros sino para conectar con los recursos que necesitan”.