"El poder de correr une a las personas", declara el ultramaratonista de Estados Unidos, Dean Karnazes, que corrió por Uzbekistán, Kirguistán y Kazajistán. (Consulado de Estados Unidos en Almaty, Kazajistán).
Un corredor se transforma cuando comparte el camino [vídeo]
Para el corredor Dean Karnazes, los 42,2 kilómetros de un maratón típico representan simplemente un poco de ejercicio. Por eso, pensó que la noticia era “demasiado buena para ser cierta” (en inglés) cuando recibió la invitación a correr un segmento de la Ruta de la Seda (en inglés), la afamada y antigua red de rutas comerciales que atravesaba 7.000 kilómetros de superficie de China Occidental, Asia Central y Europa.
Karnazes, que cumple 54 años en agosto, no recibió el sobrenombre “hombre ultramaratón” fácilmente. Corrió maratones en los 50 estados de Estados Unidos en días consecutivos. Corrió tres días y tres noches sin parar. Corrió con temperaturas de 49 grados centígrados por el Valle de la Muerte en su estado natal de California y también corrió un maratón en el Polo Sur, a una temperatura de 40 grados centígrados bajo cero.
En la carrera de la Ruta de la Seda, que completó en el transcurso de 11 días, Karnazes siguió los pasos de Alejandro Magno y corrió 525 kilómetros a través de Uzbekistán, Kirguistán y Kazajistán en conmemoración del 25.º aniversario de la independencia de estos países de la Unión Soviética.
La idea fue convocar a personas a correr con él y así usar la pasión universal por el deporte como un espacio de encuentro para la gente. Efectivamente, así fue.
(Consulado de Estados Unidos en Almaty, Kazajistán)
Calcinándose bajo los mismos rayos de sol
Karnazes comenzó su recorrido en Taskent, la capital de Uzbekistán. Luego, corrió a través de la frontera a Kazajistán, donde lo recibió un grupo de simpatizantes que lo alentaban mientras tocaba una banda de música tradicional. “Hace un año, estas personas no se imaginaban que me conocerían, y yo nunca pensé que podría visitar Kazajistán. Hasta que un hermoso día compartimos el mismo camino y nos calcinamos bajo los mismos rayos de sol”, publicó Karnazes en línea en su momento.
(Consulado de Estados Unidos en Almaty, Kazajistán)
La bienvenida
“Lo que más me sorprendió fue el entusiasmo y la bienvenida de las personas”, señaló al finalizar su recorrido, el 10 de julio. “Parecían estar realmente emocionados y asombrados de mi visita a sus ciudades y de que pasara tiempo con ellos”.
(Consulado de Estados Unidos en Almaty, Kazajistán)
Compartir comidas
Karnazes, que empezó a correr cuando tenía seis años, notó que muchos mandatarios conocen a ciertas personas y recorren ciertos lugares cuando van de visita. “Yo iba en pantalones cortos y corría por sus pueblos, chocando los cinco de las personas al pasar, hablando en las escuelas locales, pasando la noche con familias locales y compartiendo comidas juntos”.
(Consulado de Estados Unidos en Almaty, Kazajistán)
Trascender las fronteras
“Al correr, se trascienden fronteras”, sostiene Karnazes, que corría 80 kilómetros al día. En ocasiones, las condiciones climáticas presentaban temperaturas altísimas. En otras ocasiones, el tiempo era frío y ventoso. Los lugareños siempre estaban ahí para ayudarlo. Cuando la temperatura descendía bruscamente, lo alimentaban con kumis tibia, leche fermentada de yegua que se bebe tradicionalmente en la zona.
En el último tramo de la carrera, recorrió desde el sofocante asfalto de las autopistas de Uzbekistán hasta las brisas alpinas de las montañas de Tien Shan, al sur de Kazajistán.
El último día, Karnazes se encontró con 250 corredores que lo esperaban en Almaty, la ciudad más grande de Kazajistán; y muchos de ellos eran corredores de élite. “El ritmo era realmente rápido”, señaló, en un circuito que era casi por completo cuesta arriba.
(Consulado de Estados Unidos en Almaty, Kazajistán)
Un viaje transformador
(Vídeo en inglés)
Karnazes señaló que la aventura de 11 días fue un hecho transformador, tanto para él como para la gente que conoció en el camino.
“Es posible formarse un concepto real sobre un lugar cuando se lo ve a 6 millas por hora. Lo que vi fue realmente hermoso”.