Las elecciones en la ciudad de Kitwe han sido pacíficas y justas desde que Zambia adoptara la democracia multipartidaria en 1991. Sin embargo el líder comunitario Moses Mwansa considera que su país puede hacerlo algo más que simplemente tener elecciones justas y pacíficas.

A Mwansa le frustra ver la falta de comunicación entre los líderes de Kitwe y el medio millón de ciudadanos que los eligen. Hay demasiados proyectos que “son decididos por políticos sin la participación de la gente en la comunidad”, afirmó Mwansa.

Si los votantes en potencia piensan que los candidatos no saben lo que es importante para ellos, hay más posibilidades de que se queden en sus casas y no salgan a votar. Mwansa considera que si hubiera un diálogo más activo entre líderes y votantes quizá resultara en una mayor concurrencia de votantes a las urnas y en un gobierno que responda más ante el ciudadano en Kitwe, que es la segunda ciudad más grande de Zambia.

Es aquí donde la tecnología entra en juego

En mayo Mwansa viajó 6.800 kilómetros a Ghana, para asistir a un campamento digital “TechCamp” (en inglés) en la Universidad de Ashesi. Este curso congregó a líderes del campo tecnológico con jóvenes líderes africanos como Mwansa para compartir herramientas de bajo costo y fáciles de aplicar por quienes trabajan en campos relacionados con las elecciones.

Mwansa se asoció con Tomáš Rákos, un experiodista de la República Checa que actualmente trabaja en el proyecto Democracy 2.1 (en inglés) que pretende cambiar la manera en que las comunidades toman decisiones. El grupo lo logra al hacer más fácil encuestar a los votantes para determinar qué es lo que piensan y qué es lo que quieren.

Moses Mwansa sonriente en “TechCamp” en Ghana (Depto. de Estado)
Moses Mwansa en “TechCamp” en Ghana (Depto. de Estado)

Este tipo de encuestas dirigido a grupos específicos es crucial para Mwansa. Él quiere ver la manera de contactarse con dos zonas densamente pobladas y de bajos ingresos, así como con áreas más pequeñas de ingresos medios y otras de ingresos más altos. Sabe que esas comunidades tienen necesidades diferentes, aunque no está seguro de cuáles son esas necesidades.

Durante tres días Mwansa y Rákos elaboraron un plan de dos años de duración para encuestar a la población de Kitwe y entregar los datos a organismos no gubernamentales y al gobierno municipal de la ciudad. Esos resultados pueden ayudar a devolver recursos a la comunidad y orientar la toma de decisiones municipales.

El plan fue diseñado con Kitwe en la mira, pero Mwansa considera que otras ciudades de Zambia, y de todo el continente, podrán utilizarlo.

Aunque parezca tan ambicioso, Rákos explicó a Mwansa las maneras en que encuestas similares recaudaron con éxito fondos de partes interesadas tales como organizaciones no gubernamentales y gobiernos locales. En el caso de Kitwe sugirió que las compañías mineras del cobre, que constituye la mayor exportación de Zambia, podrían ser una posible fuente de financiamiento.

La parte más cara del proyecto es realizar la encuesta. Ello exigirá recolectores de información capacitados que hagan las encuestas en persona. La parte más difícil del proyecto es diseñar la propia encuesta. “El noventa por ciento de la tarea general está en la planificación de la investigación”, explicó Rákos.

En el segundo año el plan de Mwansa presentaría el presupuesto participativo. Como otros tipos de democracia directa, el presupuesto participativo permite a la ciudadanía decidir la manera en que el dinero público es utilizado. Se puede abarcar desde asignaciones en el presupuesto para deportes escolares hasta un presupuesto operativo para una ciudad más grande. Ciudades tan distintas como Entebbe (en Uganda) y Chicago han utilizado con éxito esta técnica.

“El presupuesto participativo sería una buena forma de lograr que los políticos lleven a cabo los proyectos que la comunidad quiere”, dijo Mwansa. “Sería la voz del propio pueblo”.