Muchacha vestida de largo con un atuendo blanco y velo en la cabeza posando contra una pared (Foto cedida por Zarifeh Shalabi)
Zarifeh Shalabi eligió cuidadosamente su atuendo para el baile de fin de curso, incluyendo un velo “hijab” que tomó prestado de su abuela (Foto cedida)

Sarahi Sánchez, estudiante en la escuela secundaria Summit High School en Fontana (California), le dijo a una periodista que ella y sus amigas simplemente se percataron de “una oportunidad para hacer una buena obra”.

Las chicas estaban deseando que llegara el baile de fin de curso, algo que para los alumnos que se gradúan ese año es un rito que implica pasar a la vida adulta y que para muchos adolescentes estadounidenses marca su ingreso a la vida universitaria o a la vida laboral.

Este grupo de amigas en la escuela Summit quería nominar a su amiga musulmana, Zarifeh Shalabi, a la candidatura de reina del baile, un honor que con frecuencia recae en animadoras populares que se llevan el voto de la promoción que se gradúa. Zarifeh, que es musulmana y observa su religión, es una de las pocas chicas entre los 2.000 estudiantes de la escuela Summit que lleva un velo que le cubre la cabeza. No es el tipo de estudiante que va a fiestas y conoce a todo el mundo.

La escuela de estas muchachas está localizada a unas pocas millas de San Bernardino, donde en diciembre de 2015 tuvo lugar un atentado terrorista. Las imágenes de los sospechosos, una de ellos una joven musulmana que llevaba la cabeza cubierta por un velo, aparecieron continuamente en las noticias durante todo el invierno, y Zarifeh había estado temiendo hostilidades contra los musulmanes.

Esta es la razón por la que a sus amigas se les ocurrió la idea de nominarla candidata a reina del baile, para tranquilizarla. Varias muchachas llevaron velos para mostrar su apoyo el día de la votación.

“Esto fue una manera de probar que no tenemos problemas de acoso o racismo”, dijo Sarahi a Jennifer Medina del diario New York Times (en inglés).

Por su parte, Zarifeh no estaba siquiera segura de que le fueran a permitir asistir al baile. Su familia es estricta y siempre declinaba las invitaciones a fiestas, a ir a dormir a casa de amigas y a bailes, pero tras haber sido nominada candidata a reina del baile apremió a su madre para que le diera permiso para ir. Su madre dudaba y consultó a tías y tíos antes de acceder a que Zarifeh pudiera asistir si iba acompañada de varias amigas.

“No tenía idea de que fuera tan respetada y querida en la escuela”, declaró su madre al Times.

Para su gran noche, Zarifeh llevaba puesto un vestido largo y vaporoso con largas mangas mariposa que había tomado prestado de una amiga de la familia y un elaborado velo ornamentado con cuentas doradas que pertenecía a la colección de pañuelos de su abuela.

Zarifeh y sus amigas viajaron en autobús escolar al centro “Dorothy Chandler Pavilion” en Los Ángeles, donde se celebraba su baile de fin de curso. Cuando anunciaron que ella era la reina del baile, todo el pabellón exclamó su apoyo. “Todo el mundo estaba gritando, yo estaba extremadamente sorprendida”, recuerda Zarifeh.

“Todos sentimos que habíamos ganado”, dijo su amiga Savanna Smith.