Los Estados Unidos de América son un país de voluntarios, y una nueva exposición en la Biblioteca del Congreso destaca 45 de sus organizaciones de voluntarios.
“Join In: Voluntary Associations in America” (Únase: asociaciones de voluntarios en Estados Unidos) se sumerge en la tradición de la gente corriente que trabaja unida para ayudar a los menos afortunados, hacer frente a las emergencias y construir comunidades. “El servicio voluntario y la unión por un objetivo común forman parte de nuestro ADN como estadounidenses, ya que colaboramos con muchos tipos diferentes de organizaciones para hacer frente a algunos de nuestros grandes desafíos”, declaró Carla Hayden, Bibliotecaria del Congreso (en inglés).

En “La democracia en América”, el filósofo y diplomático francés Alexis de Tocqueville, cuyos escritos inspiraron la exposición, según el comisario Nathan Dorn, observa que la participación cívica es un elemento fundacional de la democracia estadounidense.
“El voluntariado y el servicio nacional son piedras angulares de la participación democrática y el civismo en la sociedad estadounidense”, afirma AmeriCorps (en inglés, PDF, 233KB), una agencia federal que organiza oportunidades de voluntariado en el país.
Dorn calcula que hay más de un millón de organizaciones benéficas en Estados Unidos. Unos 61 millones de estadounidenses mayores de 16 años, o el 23 % de esa población, trabajaban como voluntarios para una organización o asociación en el momento álgido de la pandemia, según AmeriCorps y la Oficina del Censo de Estados Unidos. Durante el mismo periodo, el 51 % de los adultos ayudaron informalmente a sus vecinos.

Las organizaciones de voluntarios han formado parte del tejido estadounidense desde antes de que fuera un país. Uno de los fundadores del país, Benjamin Franklin, creó una compañía de bomberos voluntarios en 1736 en Filadelfia, poco después de que Gran Bretaña enviara equipos de extinción de incendios a las colonias británicas. La Union Fire Company (Compañía de Bomberos de la Unión) resultante fue la precursora de los bomberos actuales, el 75 % de los cuales son voluntarios, afirma Dorn.
Históricamente, cuando los estadounidenses han visto una injusticia, a menudo la han atacado con asociaciones de voluntarios, afirma Dorn. La Sociedad Antiesclavista Estadounidense (American Anti-Slavery Society), fundada en 1833 por 60 líderes abolicionistas, entre ellos el editor de periódicos y reformador social William Lloyd Garrison, presionó para emancipar a las personas esclavizadas, en parte mediante la publicación de un folleto mensual para niños, el auspicio de conferencias y el apoyo al boicot del algodón y otros productos fabricados por personas esclavizadas. (La sociedad se disolvió cinco años después de que el Congreso ratificara la 13 ª enmienda, que abolía la esclavitud).

Cuando Paul Harris fundó el Club Rotario de Chicago en 1905, su objetivo era poner en contacto a profesionales de distintas procedencias para que pudieran entablar amistades para toda la vida e intercambiar ideas.
Hoy, el Club de Rotarios “Rotary International” se ha transformado en una enorme organización humanitaria de 1,4 millones de personas en todo el mundo que trabajan en causas como la protección del medioambiente, la lucha contra las enfermedades, el crecimiento de las economías locales y el apoyo a los refugiados ucranianos.

El Proyecto de recuperación de la lengua wôpanâak está formado por voluntarios de tribus del pueblo wampanoag que trabajan para reconstruir su lengua, que se hablaba hace más de un siglo en zonas del este de Massachusetts. El proyecto, fundado por la lingüista Jessie Little Doe Baird en 1993, enseña a los niños en una escuela de inmersión y ofrece clases para la comunidad wampanoag. La lengua ha sobrevivido de forma escrita en documentos y en una Biblia de 360 años de antigüedad que publicó el misionero puritano John Eliot.
Las organizaciones de voluntarios estadounidenses han creado escuelas y hospitales, han puesto en marcha organizaciones benéficas para huérfanos, han vendido productos horneados caseros para recaudar fondos para escuelas y han realizado campañas de donación de sangre. Han hecho de Estados Unidos un lugar mejor para los grupos marginados al promover sus derechos civiles, a veces incluso influyendo en la legislación.
“En este país, la gente tiene la capacidad de unirse para perseguir cualquier objetivo”, afirmó Dorn. “Las posibilidades son infinitas”.