El presidente francés Emmanuel Macron y su esposa Brigitte llegaron a Washington el 23 de abril para una visita de Estado de tres días, por invitación del presidente Trump.
Mientras que Trump ha recibido a muchos líderes extranjeros en Washington, Macron fue bienvenido en la primera visita de Estado de la presidencia de Trump. ¿Qué distingue a una visita de Estado de una visita oficial y por qué se considera un honor especial?
Sólo un jefe de Estado (como Macron) puede ser recibido en visita de Estado.

Cuando Trump recibió a la primera ministra británica Theresa May en enero de 2017 y al primer ministro canadiense Justin Trudeau en octubre de 2017, esos líderes hicieron visitas oficiales porque son jefes de gobierno y no jefes de Estado. (Canadá y Gran Bretaña son países de la Commonwealth británica, y el jefe de Estado de ambos es la Reina Isabel II de Inglaterra).
Además de numerosas reuniones, las visitas oficiales a veces incluyen una cena oficial, pero no una espectacular cena de Estado, con invitados vestidos de gala. Una visita de Estado, por definición, implica más pompa y ceremonia que una visita oficial.
Los Macron fueron invitados de honor en una cena de Estado el 24 de abril en la Casa Blanca, organizada por Trump y su esposa, la primera dama Melania Trump.

Una cena de Estado, siempre el punto culminante de una visita de Estado, se planifica meticulosamente, a menudo con meses de antelación. El menú típicamente ofrece gastronomía y vinos que reflejan las tradiciones culinarias de los invitados de honor, pero con un toque estadounidense. Representa la amistad entre los países de los anfitriones y los invitados de honor.
Trump y Macron, que se conocieron anteriormente en Francia, han forjado una amistad así como una asociación estratégica. Los dos líderes hablan regularmente por teléfono, y su relación, una extensión de la alianza franco-estadounidense, que se remonta a más de 200 años, probablemente desempeñó un papel en la decisión de Trump de homenajear al líder de Francia con una visita de Estado.
Durante la cena de estado, los temas serios se dejan de lado a favor de la bonhomie (como dirían los franceses), de pasar un rato agradable.

“Esta noche, pido que levantemos nuestras copas mientras ofrezco este brindis por el presidente Macron y Brigitte, por la delegación francesa y por todos los ciudadanos orgullosos de Francia”, dijo Trump en su discurso durante la cena. “Que nuestra amistad sea aún más profunda, que nuestros lazos sean aún más fuertes, y que nuestra sagrada libertad nunca muera”.