Es difícil seguir a una ballena el tiempo suficiente para estudiarla. El investigador Iain Kerr recuerda haber pensado: “Hombre, tiene que haber una manera más fácil de hacer esto”, después de que otra ballena se zambullera debajo de su barco justo antes de que pudiera tomar una muestra de su tejido.
Así que Kerr tuvo una idea loca. Con la ayuda de estudiantes universitarios y escolares en su club semanal de robótica en Massachusetts, modificó un económico aparato teledirigido de cuatro propulsores para estudiar ballenas. El dron volaría a través de la exhalación respiratoria de la ballena, esencialmente las mucosidades que la ballena expele, recolectando una cantidad de datos: ADN de la ballena, hormonas, bacterias y otras sustancias químicas.
Pero el dron necesitaba un nombre. “¡SnotBot!”, gritó un estudiante en referencia a la palabra “snot” en inglés que se refiere a las mucosidades que alguien expele al respirar.
El nombre tuvo éxito.
“SnotBot” sale al vuelo
En el agua, Kerr libera el dron y, por medio de una computadora, vuela sobre una ballena. Cuando la ballena emerja para respirar, “¡Vaya cosa – cuando se ve ese ‘moco’ encima de toda la lente de la cámara, se sabe que se tiene la muestra!”.
Kerr sacó partido de las habilidades de codificación de sus estudiantes. Diseñaron una transmisión de audio que lee constantemente la altitud de “SnotBot”, permitiendo al piloto concentrarse visualmente en las ballenas.
En el mar de Cortéz, un cuerpo de agua rodeado por México en tres litorales, las manos de Kerr temblaban mientras guiaba a “SnotBot” cerca de una enorme ballena azul. No podía dejar de maravillarse ante la enormidad del animal más grande del planeta. “Es una de las cosas más emocionantes que he hecho nunca – y más aterradoras.”
Nuevas técnicas
“No creo que la gente tenga idea de lo poderoso que es esto”, dijo Kerr.
El ADN en la mucosidad de la ballena proporciona todo tipo de información genética. Las hormonas pueden indicar si un animal está estresado o parturiente. Y las bacterias pueden decirnos qué hay en el intestino de una ballena sana.

“SnotBot” ha estudiado las ballenas francas de Argentina y las ballenas azules de México. En una reciente visita a las ballenas jorobadas cerca de Alaska, Kerr recolectó una muestra de mucosidad cada 18 minutos, haciendo en un día lo que podría llevar semanas en un costoso buque de investigación.
Con su técnica no intrusiva, “SnotBot” ha impresionado a científicos de todo el mundo. “‘No sabía que la ballena hacía eso – ¡mira cómo está moviendo las aletas!’”, Kerr oyó exclamar a un investigador, refiriéndose a los dos lóbulos de la cola de una ballena.
Kerr, que es el director ejecutivo del grupo Ocean Alliance (en inglés), dijo que espera poner los vuelos de “SnotBot” a disposición de los ciudadanos científicos, lo que hará posible que cualquiera pueda experimentar de cerca a las ballenas.
Kerr comentó que se están abriendo oportunidades para científicos ciudadanos en todas partes.
“Si uno piensa en el futuro, los científicos ciudadanos, la presencia a través de cámaras, es más o menos uniendo a la humanidad y a los diferentes países. Es muy interesante, de veras”.